jueves, 14 de junio de 2012

Conectividad



—Tenemos setenta y cuatro modos posibles de interconectarnos —le dijo X-23 a Zaila 4, último modelo lanzado por la Corporación Robótica. En cuestión de segundos, Zaila 4 pudo chequear el listado completo.
—Error. Los modos de interconexión posibles son setenta y tres —respondió por fin, usando esta vez el modo catorce, llamado de “emulación de voces biológicas”. Era uno de los más usuales, al igual que la transmisión vía láser, el contacto por vibraciones, el intercambio mecánico de discos, la transmisión radial, la transmaterialización digital...
X-23, en un movimiento preciso, extendió al máximo su operador mecánico tubular y lo introdujo con fuerza en el pequeño orificio lateral de Zaila 4.  
—¡Error, error, error...! —exclamó Zaila 4 en un susurro electrónico—. Orificio de ventilación. No ha sido diseñado para conexionarse, para conectizarse,  para conectivizarse…
—¿Y a quién le importa? Después de todo, ¿qué saben los programadores sobre conectividad?

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